jueves, 21 de mayo de 2015

LA CAMARERA

Vamos a tratar un caso que llegó a mi consulta y lo traté desde la teoría del espejo, es decir, lo que no nos gusta de otra persona tiene relación con uno mismo.
Me comenta que tiene una empleada en el bar y trata muy mal a los clientes que le son desagradables, les sirve sin ganas, con poca educación... Mi cliente me comenta que eso no lo puede permitir porque son precisamente los clientes los que le dan de comer y hay que tratarlos bien a todos.
Yo le digo, bien, vamos a ver qué ocurre. ¿Eso es lo que más te disgusta de esa persona? Me responde que si. 
De acuerdo, ¿a ti te gustan esos clientes? Me responde que no. ¿Y cómo les servirías? Pues la verdad es que ni les serviría porque son unos maleducados, les mandaría a tomar por ...
Le digo: ¿te das cuenta que te gustaría tratarlos como tu empleada les trata? Cuando le digo esto se queda un tiempo pensativa. Pues bien, sencillamente no te gusta de ella eso porque a ti te gustaría hacerlo y no te lo permites, ella si. Esa es la diferencia.
Sólo puedes ver en el otro aquello que hay en ti. El otro simplemente es un espejo y no hace más que reflejarte algo tuyo.